Esta pandemia nos está poniendo a prueba como Universidad, como ciudadanos, como país e incluso como planeta. Así que hablaremos de lo que sabemos y sabemos que tenemos que agradecer mucho a tanta gente que está en primera línea, la mayoría de las veces hasta caer enfermos.
Sanitarios, seguridad, personal auxiliar, cajeros y cajeras, transportistas, gente del campo y tantos otros que no paran para que podamos parar. Por eso desde nuestro espacio empezamos a colaborar. Y la Escuela, y después la Universidad dieron su visto bueno.
Agradecer a los que donaron cajas, acetatos, PET, bobinas de PLA, grapadoras o elásticos, a las empresas, a los organismos públicos que colaboran, a las facultades y departamentos, a las asociaciones y particulares que se han ofrecido. Ojalá pudiésemos hacer llegar individualmente cada agradecimiento.
No somos nada más que un fablab, un laboratorio fabuloso como les decíamos a los cientos de visitantes de colegios e institutos que ahora echamos tanto de menos preguntando qué es una impresora 3D o sorprendiéndose de la precisión del láser.
Pero nuestro fablab no fue el primero ni el único que dio un paso adelante. Como red hemos visto situaciones verdaderamente admirables de nuestros compañeros de Cuenca, de León, de Bilbao, Valencia y de toda España donde estos espacios se han puesto a organizar redes, a diseñar lo que no existía... A compartir la información para que fuese útil a todo el mundo.
Ese empuje ha hecho incluso enrojecer a alguna administración, han llegado semanas, sí, semanas antes que la maquinaria burocrática que habrá que revisar, a los sitios donde la ayuda era demandada y muy agradecida.
Por supuesto que ha habido frustraciones, pero también ha habido un enorme sentido de la responsabilidad de lo que se hace y cómo se hace. Y todavía están en la brecha, a pesar de que muchos espacios han agotado sus recursos e incluso endeudado, padecen ertes y el futuro está muy complicado. Pero eso vendrá después, ahora su pensamiento es que si con su capacidad provocan un contagio menos, allí estarán.
Y nuestro fablab, nuestra Escuela, no es impermeable a todo el movimiento ciudadano que la pandemia ha causado. Movimiento en el que vemos a muchos amigos, estudiantes y egresados, gente que ha aprendido con nosotros impresión 3D, que ha compartido con nosotros ferias y eventos sobre tecnología que será muy necesario recuperar. De hecho, la propia Universidad ha convocado a voluntarios de la casa a los que también hay mucho que agradecerles por su paciencia, por sus ganas y por su trabajo. Trabajo que ha ido e irá a todo colectivo al que podamos servir con lo que podemos hacer.
Estamos deseando parar máquinas porque esta labor no sea necesaria y volcarnos en otros proyectos, en otras formas de hacer, de devolver a la sociedad un poquito de todo eso que queremos agradecer.