Desde hace algún tiempo el fablab tenía almacenado una colección consistente en tierras del mundo. Pensando la manera de darle un uso adecuado nos pusimos en contacto con la biblioteca de la Escuela de Arquitectura y nos dejaron ubicarla en la oficina de la misma.
Así, diseñamos un sistema modular de estanterías que iban creciendo según las posibilidades y que aprovechaba el material de deshecho que normalmente se produce con los restos de los cortes de los estudiantes.