Como Arquitecta en ciernes, me parece una gran oportunidad la oferta de prácticas de empresa de la ETSA, una manera de iniciarte en el mundo laboral y de conocer las diferentes tareas que se pueden realizar dentro de un mismo trabajo. Tras una llamada intrigante en la que me preguntaban si sería capaz de realizar las tareas cotidianas que se llevan a cabo en un fablab y un día de presentación de todo lo que hay que hacer día a día, acepté el reto.
En el fablab cada semana es una aventura y cada día una oportunidad. Nunca se descansa, siempre hay algo que hacer, a alguien a quién atender, algo que investigar… Como en todos los trabajos, lo primero es ir con ganas e ilusión y a partir de ahí todo fluye. Fablab es un lugar en el que puedes desarrollar tus ideas, en el que siempre hay alguien para atenderte con una sonrisa y explicarte algo que quizás ni conocieras, un lugar que me ha ayudado a desarrollar un poquito más mi potencial y a participar en una gran cantidad de actividades que lleva acabo la Escuela todas las semanas.
Aunque obviamente es un trabajo, un taller, un sitio en el que entran muchas manos cada día, en el que hay que limpiar lo que dejan y lo que usan en el que hay que recoger, ordenar y esperar a que los de riesgos laborales no pongan pegas, un sitio que evoluciona cada día… un trabajo al fin y al cabo.
Pero para mí ha sido una gran experiencia, un primer contacto. Tras cinco años en la Escuela de Arquitectura, he descubierto en tres meses máquinas impresionantes y personas únicas con un gran potencial, con las que espero no perder el contacto. Supongo que el Fablab no son sólo las maquinas, sino todas las personas que te encuentras allí y una en especial que hace que todo funcione día a día, hora a hora.
Gracias José Pérez de Lama. “Gracias Jefe (Juan Carlos Pérez Juidias)”. Gracias Pablo, Jesús, Diego, Carlos, Fabiola, Jose, Juan Manuel, Ana, Quino, David, Robe… Gracias a todos.
Miriam Navarro Fernández (primera alumna en prácticas en el fablab sevilla).